El Château Lafleur anunció esta semana que abandona tanto la DOC Pomerol como la denominación más amplia de Burdeos a partir de la añada 2025. En su lugar, los seis vinos producidos bajo la bandera de la Société Civile du Château Lafleur llevarán la etiqueta más flexible Vin de France.
En un comunicado, la familia Guinaudeau describió la decisión como parte de su filosofía de "salirse de los caminos trillados", que siempre ha aceptado el cambio cuando ha sido necesario. Señalaron que el cambio climático está afectando a Burdeos "rápida y duramente", citando añadas recientes como 2015, 2019 y 2022, con 2025 dando "un paso más". Su mensaje era claro: las actuales normas de denominación no están evolucionando con la rapidez suficiente para afrontar los retos de un clima cambiante.
Aunque el comunicado no detalla cuáles son las normas más restrictivas, en Burdeos se especula con la posibilidad de que la decisión esté relacionada con la dificultad de obtener una exención para el riego, que sigue estando estrictamente controlado por la normativa de la DOC. En términos más generales, subraya la urgencia de los debates en curso sobre cómo deben adaptarse las denominaciones bordelesas a la realidad climática.
Los Guinaudeau insistieron en su respeto al sistema de la DOC y a sus colegas productores, pero también subrayaron que sus prácticas vitícolas y vinícolas evolucionan ahora "mucho más rápido de lo autorizado" en el marco existente. Abandonar la denominación, dijeron, era una "decisión firme" que les permitiría afrontar el cambio climático "con precisión y eficacia".
Y lo que es más importante, la familia subrayó que nada fundamental de Lafleur cambiaría. "Somos, y siempre seremos, fieles a los valores de Lafleur; el mismo terruño desde 1872, la misma genética de vid noble, la misma familia, el mismo equipo, la misma filosofía. Cambiamos para seguir siendo los mismos".
Lo que está en juego en Burdeos
Esta decisión es muy importante. Château Lafleur no es un actor marginal, sino una de las joyas de la corona de Pomerol, a menudo mencionada al mismo nivel que Pétrus y Le Pin. El abandono de la denominación por parte de una propiedad de estas características plantea interrogantes sobre la pertinencia de las normas de la DOC en el mundo actual.
Si Lafleur tiene éxito como Vin de France, podría sentar un precedente para otros productores, demostrando que la identidad de marca puede pesar más que la identidad de denominación. Esto podría cambiar radicalmente la forma en que Burdeos se comercializa y acelerar la presión para reformar la normativa.
Los seis Crus de Lafleur
La medida se aplica a todos los vinos de la Société Civile du Château Lafleur, incluidos:
- Château Lafleur: la emblemática parcela de 4,5 hectáreas en la meseta de Pomerol, propiedad de la familia desde 1872.
- Les Pensées - antaño el segundo vino, ahora reconocido como Cru por derecho propio.
- Les Perrières - un viñedo más nuevo, lanzado por primera vez en 2018.
- Les Champs Libres - un vino blanco creado en 2013.
- Château Grand Village Rouge & Blanc: vinos de la propiedad familiar de Fronsac, cuya historia se remonta a 1650.
Qué significa esto para coleccionistas e inversores
A corto plazo, la decisión de Lafleur puede aumentar el coleccionismo de sus vinos. Es probable que las primeras añadas publicadas como Vin de France se conviertan en embotellados de culto, añadiendo otra capa de rareza e intriga a una etiqueta ya icónica.
A largo plazo, esto plantea una cuestión incómoda pero necesaria para Burdeos: ¿puede su sistema de denominaciones adaptarse con la suficiente rapidez para seguir el ritmo de la crisis climática? De no ser así, Lafleur podría ser el primero de los grandes viñedos en mirar más allá del marco de la DOC.
La vista de Oeno
Desde el punto de vista de la inversión, la decisión de Lafleur es tan fascinante como audaz. La historia demuestra que cuando los productores legendarios se salen de los sistemas tradicionales, sus vinos pueden llegar a ser aún más deseables: las botellas sin AOC de Henri Jayer en Borgoña son un buen ejemplo.
Para Lafleur, esto podría significar:
- Ventaja a corto plazo: las primeras añadas del Vin de France pueden cotizarse con prima debido a su lugar único en la historia de Burdeos.
- La marca por encima de la denominación: La reputación de Lafleur garantiza que los compradores seguirán la finca independientemente de la etiqueta de la botella.
- Tendencia más amplia: otros productores de élite podrían plantearse movimientos similares, lo que podría crear tanto perturbaciones como oportunidades en el mercado bordelés.
Para los coleccionistas, el lanzamiento de Lafleur en 2025 será probablemente uno de los vinos más comentados de la década. Para los inversores, es un recordatorio de que el mercado del vino de calidad no es sólo cuestión de añadas y puntuaciones, sino de narrativas, escasez y decisiones audaces que redefinen el valor.