REINO UNIDO
No ha sido una gran semana para la libra esterlina ni para el ánimo en Londres. La libra sufrió su mayor caída semanal desde julio, con un desplome de casi el 1%, al quedar al descubierto las dudas sobre la senda fiscal del Reino Unido. La debilidad de los datos manufactureros y de servicios, junto con una decepcionante subasta de deuda, avivaron la ansiedad de los inversores.
El telón de fondo es complicado. La inflación sigue siendo elevada, y la OCDE predice ahora que el Reino Unido registrará la inflación más alta de los países del G7 en 2025, en torno al 3,5%. Mientras tanto, el crecimiento es lento, y las presiones salariales, la disminución del número de vacantes de empleo y el aumento de los costes empresariales (por ejemplo, la Seguridad Social) están presionando tanto a los hogares como a las empresas.
La política monetaria se encuentra en un aprieto. El Banco de Inglaterra prevé un crecimiento subyacente del PIB moderado y ve una "atonía" en el mercado laboral, lo que sugiere un margen limitado para el estímulo. Dicho esto, con la inflación todavía estancada y los rendimientos de los bonos en alza, los recortes de tipos parecen más lejanos de lo que algunos esperaban.
En el frente político, el escenario está cambiando. La remodelación del gabinete laborista a principios de septiembre, provocada por la dimisión de la Viceprimera Ministra Angela Rayner, sigue teniendo repercusiones, con cambios de alto nivel en los Ministerios de Interior y Asuntos Exteriores. Y el inminente presupuesto de noviembre parece especialmente doloroso: los mercados esperan más subidas de impuestos o recortes del gasto, mientras el Gobierno lucha por su credibilidad en los mercados de bonos.
Para resumir el ambiente: incertidumbre. El Reino Unido está sometido a la presión tanto de las realidades macroeconómicas como de la disciplina de mercado.
US
Esta semana, Estados Unidos ha seguido mostrando su poderío económico. La sorprendente reducción de los inventarios de crudo disparó los precios del petróleo (hablaremos más del petróleo dentro de un minuto). Los datos del PIB del segundo trimestre se revisaron al alza, lo que refuerza la opinión de que la economía es más fuerte de lo que muchos esperaban.
Esta fortaleza tiene consecuencias: está haciendo mella en las expectativas de que la Reserva Federal recorte pronto los tipos. El oro, por ejemplo, se mantuvo estable en lugar de subir, mientras los mercados de renta fija y variable se adaptaban a una postura más dura de la Reserva Federal.
Políticamente, las tensiones siguen siendo elevadas. Trump sigue apostando fuerte por la política, incluso presionando para que se tomen medidas comerciales audaces. Y aunque esta semana la atención se ha centrado más en los datos macroeconómicos que en la presión de la presidencia de la Fed, el trasfondo es claro: cualquier indicio de intervención o acomodación de la Reserva Federal será recibido con escrutinio. Los mercados siguen de cerca cada palabra de los responsables de la Fed.
Una dimensión más: la diplomacia energética. Estados Unidos reiteró que la reducción de las exportaciones de gas ruso a Europa es una de las palancas más poderosas para presionar a Moscú en medio del conflicto de Ucrania.
En resumen: la economía estadounidense está resistiendo bien, y cada dato halagüeño añade más peso al escepticismo sobre la bajada de tipos a medida que nos acercamos a finales de año.
UE
Bruselas se prepara para hacer cumplir la normativa. Un titular de esta semana: la UE estudia imponer aranceles del 25-50% al acero chino y productos afines, en respuesta a las importaciones baratas que afectan a las industrias europeas. No obstante, fuentes internas de la UE sugieren que es poco probable que se impongan aranceles severos a India y China por las compras de petróleo ruso, a pesar de la presión de Estados Unidos.
Mientras tanto, en el sector de los metales, el G7 y la UE están estudiando la posibilidad de establecer precios mínimos o impuestos a la exportación de tierras raras para contrarrestar el dominio de China en esta cadena de suministro fundamental.
El panorama macroeconómico es heterogéneo. El crecimiento sigue siendo vacilante, la inflación sigue rondando y los inversores están pendientes de cómo los exportadores europeos capearán las fricciones comerciales (especialmente con EE. UU. presionando con fuerza en la escalada arancelaria).
En geopolítica, la UE se debate entre endurecer las sanciones energéticas a Rusia y equilibrar la dependencia de las importaciones de energía. La influencia sobre los flujos de gas y petróleo rusos es fundamental para su postura estratégica.
Es un delicado juego de equilibrios: defender la industria, gestionar la inflación y presionar en los frentes geopolíticos.
China
China estuvo esta semana en el punto de mira por su sector del cobre. La Asociación de la Industria de Metales No Ferrosos de China anunció que está estudiando una regulación más estricta de la capacidad de fundición de cobre, con el fin de moderar la competencia excesiva y hacer frente al exceso de oferta. Debido a la caída de las tarifas de procesamiento, muchas fundiciones se han rebajado los precios entre sí de forma agresiva, llegando incluso a ofrecer procesamiento gratuito en algunos casos.
En los mercados del oro, las cosas se apagaron a nivel nacional: Los intermediarios chinos ofrecieron grandes descuentos sobre los precios mundiales (hasta 31-71 $/oz), lo que apunta a una menor demanda local. Sin embargo, otros centros asiáticos, como la India, siguieron registrando una mayor demanda física.
En el frente comercial, China sigue en el punto de mira de Estados Unidos y la UE. Los posibles aranceles de la UE sobre el acero y los debates del G7 sobre las tierras raras podrían afectar a las exportaciones chinas. Y aunque Estados Unidos ha pedido que se impongan aranceles a compradores de petróleo ruso como China e India, la UE está dando señales de moderación. Reuters+1
Así pues, China está haciendo malabarismos con el debilitamiento de los márgenes de exportación, la reestructuración interna de las materias primas y la creciente presión exterior.
India
India sigue sorteando los aprietos geopolíticos. Con la creciente presión estadounidense sobre los países que compran petróleo ruso, India sigue siendo un pivote clave. Aunque se han barajado los aranceles como arma arrojadiza, la UE parece indecisa a la hora de imponer medidas severas a India, sopesando las asociaciones estratégicas y las necesidades energéticas.
Las importaciones de oro mostraron fortaleza: las primas en la India se mantuvieron firmes -entre las más altas de Asia-, ya que la demanda interna de monedas y lingotes resistió bien.
Por supuesto, la posición exportadora de India es delicada. El país está atrapado entre Estados Unidos y China, con posibles aranceles del 50% sobre algunos productos. Debe hilar fino: mantener los flujos comerciales, pero evitar verse presionado a depender políticamente del suministro.
🪙 Metales - Oro y cobre
Esta semana, la historia de los metales ha sido la de una resistencia bajo presión. El oro se mantuvo estable, con los precios al contado en torno a los 3.780 $/oz (en el momento de redactar este informe), ya que los datos del PIB estadounidense, mejores de lo esperado, enfriaron el optimismo sobre la bajada de tipos. El oro subió un 1,9% en la semana.
El cobre está siendo sometido a su propia prueba de resistencia estructural. En China, los reguladores están estudiando un control más estricto de la capacidad de fundición para frenar lo que se ha convertido en una carrera despiadada por el exceso de oferta. Esto ha mantenido los precios del cobre bajo presión, a pesar de que la preocupación por la oferta persiste en todo el mundo.
Al mismo tiempo, el impulso más amplio del G7/UE para apoyar los minerales críticos y las industrias de tierras raras puede remodelar la dinámica descendente.
Así pues: el oro sigue siendo un refugio seguro; el cobre lucha contra los desequilibrios internos de la oferta y los cambios normativos.
🛢️ Petróleo
El petróleo fue uno de los sectores más volátiles de la semana. Los precios del crudo WTI subieron un 3%, alcanzando un máximo de 7 semanas, después de que una reducción sorpresa de los inventarios de crudo estadounidenses reforzara la percepción de una oferta más ajustada. Sin embargo, los precios siguen bajando en el año, con el WTI cotizando a 64,75 dólares en el momento de redactar este informe.
La OPEP+ también se cierne sobre nosotros: aunque elevó su objetivo de producción para septiembre y octubre, los analistas advierten de que muchos miembros podrían no alcanzar esos aumentos. Algunos creen que el aumento real de la producción será mucho más modesto, quizá sólo una fracción del objetivo.
A todo esto se suman las tensiones geopolíticas: Europa está intensificando sus sanciones energéticas a Rusia, y Estados Unidos sigue centrado en restringir los flujos de gas para presionar aún más a Moscú. La combinación de inventarios más reducidos, flujos restringidos y riesgo geopolítico mantiene nerviosos a los operadores.
En resumen: el petróleo está subiendo, pero no está garantizado. La recuperación de la oferta es incierta y los riesgos de ralentización de la demanda siguen presentes.
🧭 Toma rápida
- Se mantiene el tono de riesgo, pero los datos resultan más ambiguos: fortaleza del crecimiento en EE.UU. y debilidad en Europa y el Reino Unido.
- Las sanciones y los aranceles siguen dominando: Rusia, China, India: todos son focos de atención
- Los metales y la energía siguen siendo campos de batalla clave para la política, la geopolítica y el posicionamiento de los mercados.